Introducción a la microbiota intestinal de nuestras abejas
Se entiende por microbiota, o flora intestinal, la comunidad de microorganismos o bacterias vivos que habitan en el tubo digestivo. Con frecuencia son responsables de parte del proceso de digestión de alimentos, y producen sustancias útiles (vitaminas…).
Al igual que cada vez tenemos más información sobre el papel de la microbiota de los humanos, también la tenemos sobre la microbiota de las abejas. Se ha visto que poseen una comunidad de bacterias muy especializadas.
De hecho, la microbiota intestinal de las abejas presenta cierta semejanza a la de los mamíferos, pues se transmite de forma social, está restringida al tracto intestinal, ayuda a metabolizar los carbohidratos de la dieta y contribuye a la protección frente a distintos patógenos.
El tracto intestinal de las abejas adultas está dominado por un conjunto de cinco especies bacterianas, presentes a lo largo de todo el mundo: Snodgrasella alvi, Gilliamella apicola, dos especies de Lactobacillus y Bifidobacterium spp. Otras bacterias que pueden estar presentes son Bartonella apis, Apibacter adventoris, Frischella perrara y bacterias de la familia Acetobacteraceae, aunque estas últimas en ocasiones están ausentes. Generalmente, este núcleo bacteriano no aparece en las reinas ni en las larvas, en las que se observan comunidades bacterianas dominadas por bacterias presentes en el ambiente.
La distribución de esta microbiota no es homogénea a lo largo del tracto intestinal, sino que va incrementando conforme vamos avanzando en él (Imagen 1).
Digestión del polen
Estas bacterias están implicadas en la digestión del polen (Imagen 2), que se lleva a cabo principalmente en el intestino posterior.
En el intestino anterior, los granos de polen son retenidos en las membranas peritróficas (que recubren interiormente los intestinos). En ellas se da la absorción de los aminoácidos y azúcares, que pasan a la hemolinfa. Posteriormente, el polen es trasladado al intestino posterior, donde la densidad de bacterias es alta. Es en este punto donde las bacterias metabolizan el resto de los componentes del polen, sobre todo los componentes de su pared exterior.
La actividad de esta microbiota conlleva una acumulación de productos de fermentación, que podrán ser empleados por la propia comunidad bacteriana, o ser absorbidos por el huésped. En este punto se ha observado que la bacteria Bifidobacterium asteroides aumenta la producción de varios metabolitos del huésped (la abeja), principalmente de derivados de hormonas juveniles y de prostaglandinas, que tendrán un papel clave en la inmunidad y la fisiología de las abejas.
Sistema inmune
Aparte de su papel en la digestión, como se ha comentado, la microbiota tiene un papel muy importante en la fisiología y el sistema inmune de las abejas.
Cuando esta microbiota se ve alterada por factores externos, o internos de la propia abeja, puede ocurrir un desequilibrio que tendrá un impacto negativo en la salud de las abejas. Por ejemplo, una mala nutrición, situaciones de estrés, la edad de las propias abejas, o la exposición a tóxicos (acaricidas, fitosanitarios, antibióticos), puede afectar de forma negativa a estas bacterias y generar mortandad de abejas o susceptibilidad a distintas enfermedades (Imagen 3).
El mercado de los probióticos
En el mercado, a nivel mundial, están apareciendo nuevos productos, tanto prebióticos como probióticos, de uso para alimentación animal, con el objetivo de mantener un buen equilibrio de esta microbiota para mejorar el estado de salud de las abejas.
Cada vez se cumple más el dicho “somos lo que comemos, y donde vivimos”.
Reconocer a los suyos por su olor
El cuerpo de la abeja doméstica está cubierto de moléculas olorosas que permiten que las celadoras apostadas en la entrada de la colmena reconozcan a sus miembros y puedan expulsar a las intrusas que intenten penetrar de incógnito para robar algo de comida. Un equipo de investigadores acaba de mostrar que este olor no depende de la cercanía genética de los individuos sino de su microbiota intestinal, esto es, las bacterias, hongos y virus que colonizan su aparato digestivo. Las abejas de una misma colonia comparten varios tipos de bacterias en sus tripas, de ahí su olor común. A la inversa, las abejas de colonias externas, cuya microbiota alberga otras bacterias, desprenden un olor distinto.
Mecanismos implicados
Se han propuesto varias hipótesis para explicar esta influencia de la microbiota. La primera teoría es que ese perfume característico podría resultar del propio olor de la microbiota intestinal. Sin embargo, esta hipótesis no parece muy plausible ya que contradice estudios anteriores que mostraron la implicación de moléculas secretadas por células ubicadas debajo de la «piel» de las abejas y a las que no tienen acceso las bacterias intestinales. En cambio, la segunda hipótesis es más probable: en la abeja doméstica, la microbiota podría ejercer una influencia cuantitativa y cualitativa en la producción de moléculas olorosas, por ejemplo, suministrando (o no) los ingredientes necesarios para fabricarlas. Si bien este sistema de reconocimiento basado en el olor resulta muy útil para las abejas, también ofrece muchas ventajas para sus bacterias intestinales: al expulsar las abejas que llevan una flora digestiva diferente, la colmena también restringe la entrada de otras bacterias, lo que garantiza a los microorganismos de la microbiota una vida dulce y tranquila, sin competidores…
Referencia
https://www.latiendadelapicultor.com/blog/la-microbiota-intestinal-en-las-abejas-que-papel-juega/